Muchos ecólogos y biólogos de la conservación están de acuerdo que han aprendido más en los cursos de campo y en las salidas al campo que lo que aprendieron en clase o en libros de texto.
Los cursos de campo ofrecen muchas ventajas. La más obvia es que el tema de estudio está al alcance de la mano y se puede experimentar directamente. Sin embargo, hay muchos otros elementos importantes. Los cursos de campo facilitan diferentes modalidades de enseñanza para diversos estilos de aprendizaje.
Los participantes están aislados de los problemas de la vida diaria y se pueden concentrar profundamente en los temas de aprendizaje. El compartir actividades por un par de semanas, origina una atmósfera de camaradería entre los participantes y también con los instructores. Los participantes pueden consultar a los instructores y a otros participantes con confianza, estableciendo una comunicación “real”.
Además de los beneficios expuestos, la principal ventaja de que el ambiente de aprendizaje este situado en la naturaleza es la posibilidad de relacionar rápidamente la teoría y la práctica.
En los cursos de campo, los conceptos, metodologías, técnicas, diseños y análisis que se enseñan en el salón de clase principalmente, pueden ser aplicados inmediatamente en las prácticas de campo. La información reunida en las prácticas se utiliza para demostrar técnicas analíticas. Muchos aspectos no son obvios cuando una técnica se enseña solamente en teoría. Las dificultades se vislumbran más tarde cuando las técnicas son aplicadas a problemas reales.
En los cursos se discuten los problemas locales de conservación.
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